Soy Anna Sorton, soy coach personal especializada en mujeres trabajadoras y estoy formada en coaching ontológico y sistémico. Como coach, mi objetivo es acompañar a madres que deseen descubrir su máximo potencial y alcanzar sus objetivos que por distintas razones aún no han alcanzado. Para ayudarles a encontrar un equilibrio en su vida laboral y personal, les brindo un espacio seguro para que puedan explorar sus metas, desafíos y sueños, y trabajar juntas en su crecimiento personal y profesional.
La confianza es fundamental en un proceso de coaching, por eso permíteme contarte mi historia y cómo he llegado hasta aquí.
Mi trayectoria profesional antes de ser coach no pasa por el mundo del autoconocimiento. Mi profesión inicial es azafata de vuelo y durante casi 25 años he volado por todo el mundo. Además, durante 6 años he formado parte del departamento de CRM de mi compañía para dar formación a azafatas y pilotos, tanto en mi empresa como en otras empresas de aviación sobre factores humanos.
CRM significa Complete Ressource Management, y es una herramienta usada para aumentar la seguridad en los vuelos. Para entenderlo mejor, CRM es la gestión de los recursos de toda la tripulación para la reducción de los accidentes aéreos, reconociendo y reduciendo el error humano y aumentando la efectividad de las tripulaciones.
Mi periodo como facilitadora de CRM me adentró en el mundo del autoconocimiento, de la autogestión y del crecimiento personal. Durante este periodo empecé a entender e interpretar el comportamiento humano y en darme cuenta de lo necesario que es conocerse, preguntar, confrontar y reflexionar sobre uno mismo.
Aprovechando mi experiencia en el departamento de CRM quise ampliar mis conocimientos y decidí formarme como coach personal para estar al servicio de otras personas y poder dedicarme a ello de manera profesional.
Cuando empecé a trabajar como coach, me di cuenta de que el 90% de mis clientas eran mujeres y madres trabajadoras con los mismos retos por cumplir que yo: el deseo de poder equilibrar su rol de madre, su faceta de trabajadora sin perder su esencia como mujer. Me di cuenta de los sentimientos y emociones en común que surgían de sus distintas situaciones.
Decidí usar mis conocimientos sobre comportamiento humano y todo lo aprendido en coaching para especializarme en acompañar a esas madres que, como yo, tienen ganas de generar cambios, ganas de generar nuevos comportamientos y ganas de compromiso hacia ellas mismas.
El coaching es un viaje con muchas curvas, subidas y bajadas. Es un proceso interior para re-conocerte y para ello se necesita voluntad, compromiso y movimiento. Sin voluntad ni compromiso no hay movimiento. Sin movimiento no hay cambio. Y sin cambio no hay crecimiento.
¿Te apuntas al viaje?